Miseria y deseo

La miseria y el deseo están intrínsecamente conectadas la una a la otra. Uno nunca puede satisfacer sus deseos, no tiene final. Una vez que llegamos a concretar un deseo este ya no tiene más interés y surge uno nuevo. La consecuencia, luego de un breve instante de placer efímero, es resaca y depresión. Esto ocurre por no lograr ver la realidad, el deseo nubla nuestra visión correcta. Si usted quiere algo, primero necesita calmar su voluntad, llegar al equilibrio y luego decidir. Cuando le brota a usted tomarlo directamente, sólo puede llegar miseria. Es necesario observar nuestro interior para no caer en la misma, es posible hacerlo, absolutamente, si estamos atentos a lo que realmente importa, si estamos conscientes de la verdadera realidad.

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